Bainoa: donde chifla el burro
Visitas: 155
- Este globo era otro - 28 de agosto de 2023
- La magia de un apodo - 14 de agosto de 2023
- El tiburón de Uldárico - 10 de julio de 2023
En 1795 fue fundado el poblado de Bainoa, perteneciente a la Ciudad Condal de Jaruco. Las actividades económicas de sus habitantes eran fundamentalmente la producción agropecuaria, la agricultura cañera y el trabajo en los numerosos trapiches e ingenios que proliferaron en la zona. Con el tiempo se convirtió en un nudo ferroviario relativamente importante.
El poblado de Bainoa vivió días de esplendor, hasta alcanzar la categoría de ayuntamiento municipal en 1878, y continuó su desarrollo ascendente hasta el final del siglo XIX.
Durante el año 1900, la compañía inglesa Ferrocarriles Unidos de La Habana construyó el apeadero de Bainoa, que en realidad era una estación dividida en salón de espera para viajeros, almacén y vivienda para el Jefe. Pero ya las condiciones socioeconómicas eran otras. Las condiciones de explotación en que trabajaban y vivían los obreros agrícolas de la zona eran cada vez peores y el carácter cíclico de la producción azucarera agravaba aún más su situación.
Durante la intervención norteamericana de 1900, Bainoa fue despojado de su rango de municipio, y de las ventajas adquiridas durante la colonia, por lo que su condición administrativa se redujo a la de barrio numero seis del municipio de Aguacate. Puede asegurarse que con el comienzo del siglo veinte el poblado comenzó a languidecer aplastado contra el tiempo.
Pero, lo que si es inalterable a lo largo de toda la historia de Bainoa es las temperaturas en los meses invernales son tan bajas que según frase popular allí chifla el burro. En efecto, dentro de todas las temperaturas frías que en invierno se sienten en el municipio de Jaruco, Bainoa constituye un punto de referencia.
Sin embargo, constituye una curiosidad histórica el hecho de que la primera vez en que se midió la temperatura ambiente por esta zona, no fue en Bainoa, sino en San Antonio del Río Blanco, y esto ocurrió en 1896. Por cierto la persona que realizó la medición fue el famoso Barón Alemán Alejandro de Humboldt, en una de sus dos visitas a la comarca de Jaruco.
Sin embargo, las gélidas temperaturas de aquel invierno no impidieron a nuestro Ejército Libertador avanzar sobre occidente y hacer capitular a Mantua el 23 de enero.