El tiburón de Uldárico

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Uldárico Mora, músico y compositor, llegó un buen día a Santa Cruz del Norte y quedó amarrado de por vida a una mujer que ha sido su compañera y fuente de inspiración, soportándolo, segùn afirma él, durante más de cuarenta años.
Durante la década de 1960, cuando Uldárico formaba parte de la Policía Motorizada, su unidad fue estimulada por los éxitos obtenidos en su desempeño, y el mando superior les organizó una fiesta en Guanabo.

Por supuesto, allá se fue el músico acompañado de su mujer y sus hijos. Y comieron, bebieron y bailaron. Pero aquello terminó como la fiesta del Guatao, debido a un equívoco que provocó una aparatosa riña tumultuaria. Todavía hoy, cuando narra las anécdotas de la fiesta, Uldárico ríe de buena gana y los hechos cobran vida en su pintoresca forma de contarlos, entre carcajadas.

Con su característico sentido del humor, durante el regreso, Uldárico le comentó a su esposa que iba a componer un número musical dedicado a la fiesta, y que le iba a poner por título El Tiburón de Guanabo, aludiendo a uno de los protagonistas de la trifulca.

La buena mujer, disgustada por el desagradable fin de fiesta, le respondió: Yo no se si tu vas a componer algo o no, pero a mi no me llevas a más ninguna actividad de tu trabajo.

No obstante, Uldárico, al día siguiente se puso a trabajar, y en menos de 24 horas se puso en contacto con Richard Egues, y le entregó la composición musical. Para sorpresa suya, en menos de una semana lo invitaron para que asistiera a un ensayo, porque ese fin de semana La Orquesta Aragón iba a estrenar el número musical.

Así fue como así casi medio siglo, un santacruceño colocó un número bailable en los primeros lugares de popularidad nacional. La orquestación estuvo a cargo del maestro Richard Egues y, por supuesto, fue estrenado por la Orquesta Aragón. Su título: El Tiburón de Guanabo.