La Torre del Carmen, huella de la industria azucarera en Jaruco (+ Fotos)

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Guardiana permanente e inseparable de la extensa llanura donde se levantan los poblados de Bainoa, Jaruco y San Antonio de Río Blanco, la legendaria Torre del Carmen de reconocido renombre, sigue siendo como símbolo patrimonial del verdor rural de estos lares.

Para la generación actual es La Torre de Bainoa; para las de hace cerca de 140 años, un apéndice del Ingenio Azucarero, “Nuestra Señora del Carmen”, de la refinada familia jaruqueña Fernández de Castro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Nuestra Señora del Carmen” funcionaba con la más alta tecnología industrial del momento, y así lo reflejó en más de una ocasión el periódico local, ¨El Jaruqueño¨.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Erigido durante la naciente industrialización azucarera de finales del siglo XIX en Cuba, este coloso azucarero creció al compás de las vías férreas que se construyeron para el transporte de la caña cortada.

El ramal más importante partía del “Nuestra Señora del Carmen” hasta el chucho “Vapor”, cruzando por San Antonio de Río Blanco, y en 1906 la Compañía Azucarera, “Pedro Fernández de Castro” inauguró un servicio de pasajeros entre Caraballo y el kilómetro 42 de la línea de los Ferrocarriles Unidos, sustituido tiempo después por un pequeño carro de línea tirado por un caballos.

En el fotorreportaje que dedicó ¨El Fígaro¨ al ingenio Nuestra “Señora del Carmen”, de Jaruco también se relató cómo transcurría la vida diaria de los Fernández de Castro y de las bondades que esta familia proporcionaba a sus trabajadores.

Vea también : El Fígaro en Jaruco

 

 

6 de abril de 1917. Estados Unidos le declaraban la guerra a Alemania a la par que incrementaba la intromisión de su capital en Cuba, y para la fecha habían adquirido dos tercios de las tierras de Jaruco. Estas y otras medidas, propiciaron, por ejemplo, la desactivación de aquellas excelentes escuelas rurales donde se educaban los hijos de los trabajadores del Ingenio, “Nuestra Señora del Carmen”.

 

 

 

 

 

 

 

 

En la primera mitad del pasado siglo XX, ese ingenio desaparecía poco a poco hasta que quedaron solo una torre, la casa de la familia Fernández de Castro y algunos muros de piedra ubicados en sus alrededores.

Resistiendo huracanes, tormentas y fuertes vientos, sigue todavía la célebre “Torre del Carmen”, suntuosa y erguida, como la memoria viva de los albores de la industria azucarera en Cuba.

 

Fotos tomadas de la Revista, “El Fígaro” que guarda celosamente Grettel Fernández de Castro