Historias de mi pueblo

Fallecimiento del general Aguirre

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Francisco Martínez Chao
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El día 2 de julio de 1896, desembarcó por la playa de Boca Ciega, en el vapor Tres Amigos, un grupo de expedicionarios, al mando del Comandante Juan Cowley, para incorporarse al Ejército Libertador. Durante el desembarco, fueron atacados por los españoles, y lograron sobrevivir gracias a la oportuna intervención de las fuerzas comandadas por el General José María Aguirre, quien tenía órdenes de propiciar el desembarco y trasladar el armamento y las municiones lo antes posible a lugar seguro, dada la escasez de pertrechos que sufrían las fuerzas mambisas.

Producto de abundantes lluvias ocurridas en los días anteriores, el río estaba crecido, y Aguirre se lanzó con su caballo al agua para rescatar un paquete de armas. Precisamente en esa acción contrajo una bronquitis, que, por falta de medicamentos y cuidados, lo llevó a una neumonía que le arrebató la vida, meses después.

El inolvidable historiador jaruqueño, Osvaldo Correa, desarrolló un siglo después, una investigación que nos permite conocer detalles del fallecimiento del General Aguirre.

A partir del hallazgo casual en Boca Ciega, de una parte del cargamento del vapor Tres Amigos, Correa contactó a un bisnieto del capitán de prefectura Secundino Sardiñas, quien le facilitó una entrevista con su mamá, en la que participó también Jorge Aguirre, nieto del General, quien ha seguido las huellas de su abuelo para completar su biografía.

Según los resultados de la entrevista realizada por el Historiador Jaruqueño, Aguirre, con serios problemas respiratorios, con dificultades para sostenerse en su caballo y casi sin fuerzas para usar un arma, participó en varios combates durante los últimos días del mes de diciembre de 1896, a pesar de las razones y argumentos con que trataban de convencerlo para que descansara, sus lugartenientes Adolfo del Castillo y Rafael de Cárdenas.

Finalmente su estado de salud lo redujo a la inacción y Secundino Sardiñas, junto a dos soldados, cuidaron de él hasta su último aliento. Después de fallecido, para que el enemigo no pudiera hallar su cuerpo inerte, lo protegieron con un cuero de res y unas tablas de palma, enterrándolo entre el guano de murciélago de una cueva de Las Escaleras de Jaruco.

Más tarde, en 1899, los familiares de Aguirre decidieron trasladar sus restos para el panteón de la familia, en el cementerio de Colón. A partir de entonces, la cueva que sirvió durante tres años como sitio funerario, se conoce como La Cueva de Aguirre, y a su entrada se colocó una placa de bronce en homenaje al insigne patriota.

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