San Juan Bautista: ruega por nosotros (Fotorreportaje)
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Bajo un cielo despejado y el repicar de campanas, los jaruqueños se congregaron hoy en la Iglesia Católica de San Juan Bautista para conmemorar los 255 años de su inauguración, un hito que refuerza las raíces históricas, culturales y espirituales de esta Ciudad Condal. Con gratitud a Dios y devoción a su Santo Patrón, la comunidad revivió una tradición que trasciende lo religioso: es herencia viva de identidad.
La procesión, eje central de la celebración, recorrió las calles con la imagen del precursor de Cristo, aquel profeta que —como recuerda el Evangelio— llamó a la conversión, la humildad y la justicia. Valores que, en la voz de los fieles, encuentran eco en el carácter laborioso y solidario de Jaruco. «San Juan Bautista nos enseñó que la verdadera grandeza está en servir»
No faltaron las notas del Himno Nacional, entonado con solemnidad frente al templo. Ese instante, donde fe y patria se fundieron, recordó que las tradiciones son pilares de unidad. Estas celebraciones nos devuelven los mejores recuerdos: la alegría de las verbenas de antaño, los juegos populares, la música que llenaba la plaza
Jaruco, elevada a Ciudad Condal en 1770, guarda en su memoria el esplendor de aquellas fiestas. Hoy, el desafío es rescatar y preservar ese legado. Perder nuestras tradiciones sería perder el rumbo. La tradición oral, los cantos y los rezos en coro son antídotos contra el olvido.
El legado ético del Santo, su firmeza ante la injusticia, su llamado a preparar caminos rectos, inspiró homilías y conversaciones. En un mundo en plena guerra, ejemplo claro de la supremacía del egoísmo, San Juan nos recuerda que la honradez y la valentía son virtudes eternas. Los jaruqueños, orgullosos de su tierra y su gente cálida, ven en ese mensaje un espejo colectivo
La procesión transcurrió con éxito a pesar de realizarse este año en horario laboral y los fieles de todas las edades volvieron a reunirse cargando el anda del Santo, símbolo de que la fe y la cultura no tienen edad. Este aniversario no solo celebra un edificio, sino la persistencia de un pueblo que, como San Juan Bautista, sabe erguirse con dignidad.
¡Para que Jaruco siga siendo, como ayer y hoy, faro de lo mejor que somos!
Arnay Acosta