El futuro del béisbol (+Foto)
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Hacía varios años que no vivía las emociones de disfrutar de un juego de béisbol en el terreno. Este domingo tuve la oportunidad de estar en las gradas, y ser testigo de la pasión y diversión de los niños de 6 a 10 años de los equipos de San Antonio de Río Blanco y Caraballo.
El Celso Taboada vibraba al ritmo del reparto, la corneta y la algarabía de los familiares y vecinos, que disfrutaban del espectáculo. Sobre aspectos técnicos, no puedo profundizar, porque del tema solo soy una aficionada que disfruta como propia cada carrera, jonrón y ponche. Pero si le digo que esos pequeños lo dejaron todo en el diamante.
Escoger un favorito del encuentro de las jóvenes promesas de los entrenadores Leonel Medina o Adrián Fuentes, sería imposible. Ambos equipos para mi jugaron con el corazón, y regalaron a los presentes un tope amistoso desbordante de camadería y frenesí.
En el estadio, a la par de las instrucciones y los señalamientos a los deportistas indicándoles la forma correcta de pararse, tirar la pelota o coger el bate, era muy común escuchar la frase: «Aquí estamos para divertirnos, ganemos o perdamos». Sin lugar a dudas, fue una mañana de aprendizajes para los peloteritos.
Momento sensible, fue ver a un pequeño de unos 7 años llorando y cabizbajo y pensé, no querrá jugar, estará cansado, el sol era abrazador, pero era todo lo contrario, estaba frustrado porque su equipo de San Antonio estaba por debajo en el marcador 10 a 0, con ventaja de los visitantes.
Su profe Leonel, al darse cuenta lo abrazó y con gesto paternal le dijo que no se desanimara, que los iban a remontar.
Aunque eso no sucedió, porque en el béisbol a veces se gana y otras se pierde, lo intentaron y recibieron el título que otorga el público, el aplauso de quiénes con respeto y disciplina acompañaron a su conjunto.
Me quedo con la imagen de un estadio Celso Taboada renovado, donde diferentes generaciones van a disfrutar del juego, sin importar el sol o las limitaciones de recursos. Un sitio, en el cual a golpe de sacrificio y entrega forman a las nuevas generaciones de peloteros, los futuros campeones.