Esfuerzo, derecho y responsabilidad colectiva
Visitas: 23
- Esfuerzo, derecho y responsabilidad colectiva - 2 de octubre de 2025
- Pago digital en el comercio: obligación y derecho del consumidor - 3 de septiembre de 2025
- Creer en los jóvenes - 13 de agosto de 2025
La reciente disposición que permite redistribuir el salario inejecutado entre los trabajadores del sector presupuestado ha sido recibida con esperanza por muchos.
En tiempos de escasez, reconocer el esfuerzo con incentivos concretos es más que justo: es necesario. Pero como toda medida que incide en el tejido laboral, también exige madurez institucional y visión estratégica.
El Acuerdo 10199/2025, aprobado por el Consejo de Ministros el 2 de agosto de 2025 y publicado en la Gaceta Oficial Extraordinaria No. 45, el 11 de agosto del presente calendario, reconoce que hay fondos que no se ejecutan por vacantes, licencias o subsidios y propone que esos recursos se reinviertan en quienes…sostienen el funcionamiento diario de muchos servicios.
Es un gesto que dignifica. Pero no puede convertirse en un incentivo perverso para no gestionar la cobertura de cargos clave en las plantillas. Porque si la ausencia de personal se traduce en más dinero para los que quedan, ¿Quién garantiza que se priorice el desarrollo de la entidad?
El objetivo es incentivar las competencias y el rendimiento de quienes se esfuerzan realmente por sostener el funcionamiento de sus centros laborales con esfuerzo y calidad. No debe premiarse la permanencia pasiva, sino el compromiso activo para que la nueva disposición no se convierta en privilegio de algunos, sino en reconocimiento legítimo.
La ley no puede ser excusa para la inacción. Completar las plantillas, formar nuevos profesionales, garantizar relevos y fortalecer equipos sigue siendo una urgencia. Redistribuir lo que sobra no debe frenar lo que falta. Por eso, la medida debe ir acompañada de evaluaciones periódicas de su impacto, de análisis sobre su implementación y, sobre todo, de transparencia en la asignación de los pagos.
En definitiva, esta ley puede ser una herramienta poderosa si se usa con ética, con visión de futuro y con participación real de los trabajadores. Porque el salario no solo paga el esfuerzo: también refleja el modelo de país que queremos construir.