Por mi ciudad
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A todo el que sienta un poco de afecto por la ciudad donde vive le gusta verla bella, reluciente. Al propio tiempo le duele saber que algunos, impulsados por la indolencia, contribuyen a su deterioro y hacen que desluzca a la vista del visitante y de los propios pobladores.
Recuerdo que hace algunas jornadas la bodega “El Gallo de Oro”, ubicada en las céntricas Cuatro Esquinas de Jaruco, fue pintada de blanco y azul. Una manera de darle un poco de vida a un entorno que está bastante deteriorado. La pintura no era lo mejor del mundo, es cierto, pero al menos disimulaba esa imagen de abandono que tiene ese establecimiento público.
El caso es que alguien que se sintió dueño del lugar, dejó su nombre, o parte de él, plasmado en una de las paredes del establecimiento. ¡Vaya iniciativa esa! Ojalá hubiese tenido la misma voluntad para venir a pintarla.
Por otro lado, y refiriéndome también al entorno de nuestra Ciudad Condal, le comento que llamó poderosamente mi atención el vertedero de desechos sólidos que los vecinos de Jaruco han vuelto a crear cerca de la plaza pública. Hace muy poco tiempo los trabajadores del INDER y la UEB Comunales sanearon el lugar, pero ya usted ve, nuevamente la indolencia se hizo reina y señora y el sitio volvió a ser lo que era hace unos meses atrás: un vertedero.
Cuando se trata de criticar el lugar donde vivimos muchos dan el paso al frente, en cambio cuando es necesario contribuir con el cuidado de nuestro entorno son pocos los que aportan. Jaruco es una ciudad a la que ya se le notan sus más de 250 años. El tiempo se ha encargado de echar abajo parte de su arquitectura. No seamos sus pobladores los que pongamos la gota que derrame el vaso. Hagamos, en cambio algo bueno por nuestra ciudad.
Vea además : Servicios del Grupo Empresarial Mayabeque en Jaruco (Parte II)
