Mente sana en cuerpo sano.

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El sábado en la mañana, machete en mano, la entusiasta tropa de los trabajadores del INDER chapeaban los alrededores del Pedro Natilla Jiménez, ante la pasiva mirada de los vecinos quienes, desoídos de la convocatoria, pasaban de largo.
Estos muchachos son de vanguardia en Jaruco, pensé. Asumen cualquier tarea y la cumplen sin reparos, ajenos a la apatía que aqueja a muchos por estos días. Ellos son diferentes.

¡Y mire que no están hechos de otro material! De seguro su actitud emana del liderazgo, me dije al ver allí a su director al frente de la tropa, junto a Adan, su predecesor y Gloria Deportiva, ahora devenido viceintendente municipal.

Pensé entonces que el deporte no solo entrena los músculos, también fomenta el compañerismo, el sentido de equipo y forja la voluntad.
Estas son cualidades que caracterizan a los atletas y de seguro es la causa por la que estos muchachos sudan a menudo la camisa en función del bien común.

– Con tus trabajadores se puede contar- le dije a Gabriel, el director, a lo cual me contestó:

– Con mis trabajadores y con mis alumnos, mire periodista, por ahí vienen los niños del Taekwondo. Esos son mis campeones.
Y en efecto, llegaron portando escobas, rastrillos y la demanda por delante:

– Profe, ¿qué hay que hacer? Si estamos para entrenar cuente con nosotros también para trabajar.

El profe visiblemente emocionado me explicó que los especialistas e instructores de deportes en Jaruco ponen todo su empeño en preparar a sus muchachos en el espíritu de lucha, la camaradería, la empatía y la disciplina, valores necesarios para lograr verdaderos campeones y sobre todo buenos seres humanos.

Mente sana en cuerpo sano, razón tenía el poeta romano Juvenal en fecha tan lejana como siglo primero después de Cristo.
El deporte, si se enseña con amor y se predica con el ejemplo, entrena al cuerpo para la competencia y prepara al espíritu para enfrentar la vida.

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