Protejamos la vida en la vía
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Los baches y el mal estado de los viales, son elementos cotidianos en nuestro paisaje urbano. Sin embargo, de un tiempo para acá, otro enemigo silencioso pone en riesgo la seguridad de peatones y conductores en las carreteras, el enyerbamiento de las cunetas.
En no pocos laterales, la flora es muy diversa, pueden observarse frondosos árboles, marabú, aroma, entre otras especies, que crecen hacia el asfalto. No hay chofer que logre divisar a tiempo, en las curvas, la cercanía de posibles peatones, animales sueltos, vehículos u otros obstáculos.
La maleza reduce de manera significativa el espacio de las sendas. No es fácil circular o maniobrar un carro así, incluso perjudica el estado de los vehículos, al sufrir daños en los espejos o arañazos en la pintura por una rama o por roces, al ser insuficiente la separación.
La limpieza de la faja de la vía es fundamental, para en época de seca, evitar incendios. En temporada de lluvia, facilita el drenaje del agua y, en caso de avería o imprevistos el conductor tiene posibilidad de estacionarse en el margen, sin ocupar la carretera. También es el lugar por donde circulan los peatones, que suben peligrosamente a la calle si la cuneta está borrada.
Es un tema de seguridad vial, no sólo de estética. Las obras de mantenimiento deben llevarse a cabo con absoluta prioridad y una frecuencia ininterrumpida. La vegetación crece sin control sino se ataja a tiempo, la dejadez en estas labores no puede ser una opción.
Por ende, es importante que los gobiernos y las autoridades pertinentes asignen recursos adecuados para su eliminación y exijan la calidad de los trabajos. Hacerlo disminuye costos de reparación a largo plazo y mejora la calidad del tránsito de las personas que utilizan las vías y lo más importante, reduce la accidentalidad. Prevenir siempre será menos caro si tenemos en cuenta el incalculable precio de proteger vidas humanas