Letras de elogio
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En días de trepidante inflación y limitaciones en la movilidad, a causa de la carencia de combustibles, el ómnibus que presta servicio de transportación a los trabajadores del Hotel Memories Jibacoa, deviene esperanza para quienes a diario enfrentan la titánica tarea de trasladarse.
Las letras de hoy no son para denunciar la indolencia, ni colocar el dedo en la llaga, este comentario pretende reconocer la labor de un joven chofer, que cubre la ruta Santa Cruz del Norte – Jaruco. Su acción, digna de agradecimiento, es ejemplo a seguir, pues cada mañana contribuye a que obreros y estudiantes lleguen temprano a centros de trabajo o estudio.
Desconozco su nombre, me basta la empatía con la que trata a los pasajeros. He sido testigo de su humanismo y solidaridad. Cuando muchos optan hoy por cerrar las puertas, ofrecer una negativa y marcharse, él apela a la conciencia colectiva y espera con prudencia porque todos se acomoden. Con paciencia envidiable, se le oye repetir una y otra vez, como si fuese un pregonero: “Avanzando de ladito que en el medio hay espacio, muchacho quítate la mochila y sigue hacia atrás”.
Como buen conocedor de su mecánica compañera de viaje, en reiteradas ocasiones indica cómo aprovechar los espacios dentro de la guagua, que intenta recibir a la gran mayoría. Tras el replique de algún inconforme, nuestro protagonista apela a los buenos modales. Solicita la ayuda mutua, “caminen al fondo”, “en la parada espero a que todos bajen, pero ahora es momento de colaborar con el que aún está abajo”.
Me atrevo a decir que este conductor integra el equipo de los que aman y fundan, en contraposición a aquellos, que a sabiendas de la compleja situación por la cual atraviesa el país, le dan la espalda al pueblo y pasan de largo sin importarle nada. Como él necesitamos más, de esa gente que suma, y hace de los actos cotidianos una labor honorable.
Entonces vienen a mi mente fragmentos de una conocida frase del Ché que dice: “En la tierra hacen falta personas que trabajen más y critiquen menos, que construyan más y destruyan menos, que prometan menos y resuelvan más, que esperen recibir menos y dar más, que digan mejor ahora que mañana”.
Es increíble lo que hace ese joven, muchos trabajadores con transporte se niegan a que los choferes recojan a otros trabajadores, estudiantes, madres con niños que necesitan llegar a un centro u hogar en las críticas horas de la tarde. Felicidades a ese chofer y a los trabajadores del Memories Jibacoa que aún les queda humildad, y al pueblo que agradezca el gesto y se comporte con la disciplina social que llevan actos como estos, no solo dejando montar a los trabajadores en primer lugar y ceder el asiento, sino evitando hacer bullicios innecesarios dentro de la guagua con bocinas o tonos de voz elevados, recordemos que muchos de esos trabajadores hacen turnos nocturnos y regresan agotados a sus casas.